un origen?
Lo cuentan varixs compañerxs del Laboratorio: que el Labortorio "fué un trama de alianzas", que fue "un proceso de recomposición" o que fue un lugar donde se juntaron gentes "de su padre y de su madre".
Se habían producido los desalojos del David Castilla, de la Guindalera y de Lavapiéx15 en Madrid, y del cine princea en Barcelona, entraba en vigor el nuevo código Penal y el degradado centro de la ciudad se vislumbraba ya como objetivo de la depredación de mercado (via Plan de Rehabilitación).
Con el Laboratorio se inauguraba una etapa, pero nacía preñado de cruces, elementos contextuales, conflictos, deseos y lenguajes.
En noviembre de 1996 se okupa la Escalera Karakola en la calle embajadores. Se sucenden en los meses los desalojos del David Castilla, Lavapiés 15 y La Guindalera. La okupación de la Plaza de Agustin Lara, que trata de sacar el Centro Social a la calle es el anuncio de lo que está por venir.
La ruptura "autónoma" dentro del MC, la agregación de proyectos que venían de otros Centros Sociales (como La Biblio) , el cruce con realidades del barrio (como la Asamblea de ruinosas o AEME -Asicaicón de Emigrantes Marroquies en España-) y un montón de gente joven buscando un lugar en esta ciudad...
Durante semanas se realizaron asambleas, visitas a colectivos y gente "notable" para recoger firmas para la campaña de autoinculpaciones: las autoinculpaciones se hicieron como en la campaña de Insumisión, lo novedoso -cuenta una compañera- es que en el Labo I, las autoinculpaciones se pedían "a priori", es decir, sin tener claro lo que iba a acontencer, ni el grado de responsabilidad que implicaba: un "salto al vacío", una apuesta por la experimentación y por el cruce de realidades que hasta entonces habían mantenido lenguajes diferentes.
De modo que El Laboratorio es portador de memorias al tiempo que introduce elementos novedosos, experimentales y conflictivos en los modos de organizarse , nombrarse y hacer.
El Labortorio generó a su vez una memoria propia, que se fué "destilando" en sus ediciones sucesivas, algo así como una "cultura Laboratorio" que nunca abandonó el cruce y la tensión de la multiplicidad de lenguajes que albergaba.