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Por qué Nodo50 ha dejado de interesarme
by Marga
Estas líneas pretenden ser una crítica de Nodo50. A más de un año desde que unas pocas personas
de Madrid, todas ellas miembros de Nodo50 y vinculadas a los centros sociales okupados, nos
juntáramos con gente de Barcelona para discutir la posibilidad de conectar a Internet un servidor
bajo el nombre sindominio.net en cooperación con Nodo50, las relaciones entre ambos proyectos
han derivado hacia una hostilidad manifiesta que ha supuesto de hecho la ruptura de la asamblea de
Nodo50 y el abandono forzoso de Nodo50 por parte de la gente de SinDominio. Después de año y
medio participando en Nodo50 y tras seis meses de trabajo asalariado en tareas técnicas, que he
debido abandonar a causa de las tensiones entre ambos proyectos y de la falta de confianza de
Nodo50 hacia mí, debo afrontar ahora la posibilidad de que Nodo50, en represalia y utilizando el
trabajo remunerado como una prebenda, vete mis posibilidades de trabajo en sus áreas de
influencia, tales como la CONGDE (Coordinadora de ONGs para el Desarrollo).
Mi propia situación, junto al sufrimiento con que otros compañeros están viviendo esta ruptura, me
plantea la tesitura de: o bien olvidar lo ocurrido, borrón y cuenta nueva, cada quien por su camino y
aquí no pasa nada, o bien dar una dimensión pública y crítica a los desacuerdos entre Nodo50 y
SinDominio.
Este dilema no es una tontería pues, una vez abandonadas las viejas formas de hacer política, creo
firmemente que de nada sirven las cosas (ni los textos) que se hacen en contra de algo y que sólo
cuenta lo que se hace a favor.
Entonces ¿por qué debería yo explicar a gente que está satisfecha con Nodo50 mis problemas? ¿por
qué debería hablar a sabiendas de que lo que diga puede producir enemistad, desconfianza o
desafecto? ¿para qué crear problemas?
Sin embargo, la manera como Nodo50 ha expulsado SinDominio, al igual que un organismo
expulsa un cuerpo extraño, utilizando prácticas de aparato a la vieja usanza que anulan la
posibilidad de construir autonomonía (pues ya sabemos lo que ocurre cuando un aparato actúa como
tal), abre una reflexión muy rica en determinaciones, no sólo porque ambos proyectos están
atravesados por cuestiones tan interesantes como la tecnología, el trabajo, la militancia, la
autoempresarialidad, el mercado, la autonomía, la visibilidad, la identidad o la virtualidad, sino
porque se plantea también la actualidad de la crítica (la crítica de Nodo50, en este caso), la manera
de construir y también de quebrar nuestros proyectos, las prisiones en las que todas las formas de
esperanza nos encierran y, en definitiva, las formas de hacer autonomía en sociedades mediadas por
la tecnología.
Al criticar un proyecto en el que he participado y, por lo tanto, confiado, no pretendo construirme
como víctima explicando una historia de malos contra buenos (plantilla de casi todas nuestras
historias), sino narrar cómo una maraña de sucesivas decisiones, muchas de ellas consideradas en su
momento como poco relevantes, van constriñendo las posibilidades de un proyecto que en sus
inicios estaba por determinar.
Así pues, estas líneas pretenden ser una crítica de Nodo50, pero una crítica a favor: a favor de las
ganas de crear, del placer de hacerlo junto con otra gente en el ciberespacio y en conexión con las
máquinas y, sobre todo, de hacerlo sin esperar nada.
Por qué Nodo50 ha dejado de interesarme
by Marga
El nacimiento de Nodo50
El origen de Nodo50 se remonta a 1993, cuando la campaña "50 Años Bastan" organizada contra las
instituciones de Bretton Woods (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial) decidió dotarse
de una infraestructura telemática como parte del desarrollo de las comunicaciones de la campaña.
En esa época, el desarrollo de la telemática antagonista en España se reducía a unas pocas BBSs
mantenidas personalmente por susSysOps y conectadas a otras mediante el sistema FidoNet.
FidoNet proporcionaba un sistema de intercambio de mensajes de correo electrónico y de noticias

posible gracias a conexiones no permanentes entre sus nodos.
Siendo la ONG SODePAZ quien asumió el área de comunicaciones de la campaña, y a falta de otra
gente que quisiera trabajar en ello, se apoyó en la experiencia de una de esas BBSs alojada en
Madrid (Revolware) para, junto con su SysOp, implementar una BBS con tecnología UUCP sobre
el sistema DeskView conectada en modo no permanente a la red GreenNet. Esta BBS recibió el
nombre de Nodo50.
Para 1993 el desarrollo de las BBSs en España estaba en manos de gente aficionada a la telemática,
pero muy desvinculada de colectivos de acción política, incluso de aquellos colectivos que
trabajaban en temas de contrainformación. La propia BBS Revolware, a la que Nodo50 debe el
lema telemática antagonista y que ahora combina con telemática solidaria y/o telemática alternativa,
había sido ofrecida por su SysOp a la Agencia UPA (colectivo de Madrid dedicado a la
contrainformación) para que ésta asumiera su gestión, ofrecimiento que fue rechazado. Así pues,
hay que reconocer a la campaña "50 Años Bastan" el mérito de haber inaugurado la primera
infraestructura telecomunicativa de gestión colectiva y abiertamente política en España, al tiempo
que hay que notar también los límites de este proyecto pues, una vez finalizada la campaña, los
principales grupos organizadores con capacidad para mantener Nodo50 renunciaron a ello, siendo
entonces cuando SODePAZ asumió su continuidad, y forzosamente también una especie de tutela.
No es el momento de valorar los pros y contras de la campaña como forma de intervención, pero no
cabe duda de que Nodo50 quedó empapado, como no podía ser de otra manera, por esa forma de
intervención. Debemos a la campaña la obtención de recursos económicos (con un superávit de
varios millones de pesetas), que permitieron liberar gente para trabajar en la misma campaña e,
indirectamente, fortalecer los grupos que la organizaban; también le debemos la financiación de
recursos, la resonancia a nivel mundial y la vinculación de Nodo50 al punto de vista sobre las
relaciones Norte-Sur defendido por la campaña.
Pero la ambivalencia de una campaña de este tipo en lo que a los procesos de autoorganización se
refiere dejó a Nodo50 en la ambigua situación de ser un recurso utilizado colectivamente en
especial por ONGs, que sí apostaron abiertamente por la comunicación telemática, pero bajo una
gestión tutelada que lo despotenciaba como proyecto autónomo.
La conexión de Nodo50 a Internet
A mediados de los noventa, el acceso permanente a Internet estaba prácticamente limitado a las
instituciones académicas.
Para la minoría de gente que utilizábamos la telemática, lo habitual era conectar con más o menos
frecuencia con alguna BBS para intercambiar correo, leer noticias o descargar ficheros. La conexión
requería disponer de un módem y marcar el número de teléfono de la BBS de destino. Todavía
recuerdo cómo para conectar con la ECN italiana, red de BBSs dedicadas a la telemática
antagonista, establecía conexión con alguno de sus nodos mediante una llamada telefónica
¡internacional!, sin que por aquel entonces pudiera imaginar otra manera de hacerlo. En el entorno
de las BBSs el problema de la conectividad no existía como tal, pero la cosa cambió con el
advenimiento de Internet.
La conexión de Nodo50 con Internet tuvo lugar durante el verano de 1996, poco después de la
implantación de Infovía por parte de Telefónica. Para esa época, el propio desarrollo del capital
empezó a asumir las telecomunicaciones como un mercado que en su segmento central quedaría
controlado por el monopolio Telefónica, mientras que se abriría un espacio en sus segmentos
marginales para el boom de pequeñas empresas, que venderían conexiones a Internet. Telefónica
desarrolló la tecnología Infovía para resolver dos problemas que limitaban el crecimiento del
mercado: por una parte permitiría la conexión a Internet mediante llamada telefónica local a través
de un número único (el memorable 055); por otra parte permitiría a las empresas vendedoras de
conexión (llamadas "proveedores de acceso") la posibilidad de múltiples conexiones a través de un
solo hilo. Infovía se imponía como una tecnología intermediaria entre el cliente que compraba
conexión a Internet y la empresa que se la vendía: en términos más técnicos, una pasarela. Así pues,

Telefónica controlaba los dos extremos del negocio, pero facilitaba enormemente el desarrollo y la
gestión de un servidor de conexión y con ello posibilitaba el boom de los proveedores de acceso a
Internet (figura casi desconocida en el resto del mundo), que a partir de entonces asumirían el
desarrollo del mercado minorista de las telecomunicaciones y todo lo que ello conlleva,
especialmente las tareas de extender el mercado hasta masificarlo y, sobre todo, de asistir a una
clientela poco adiestrada en las prácticas telemáticas.
El asunto de la conectividad
Cuando, en el verano de 1996, Nodo50 dejó de ser una BBS para ser un servidor en Internet, debió
plantearse el problema de si, además de los servicios propios de Internet (correo electrónico, web,
etc.) debía también constituirse en proveedor de acceso.
En la manera como percibimos Internet en el Estado español parece obvio que ofrecer servicios y
proveer de acceso son una misma cosa. Sin embargo, ya para entonces había otras experiencias que,
en el ámbito de la telemática antagonista, habían optado por separar ambas ofertas. Tal es el caso de
la ECN italiana, cuyos nodos dejaron de ser BBSs para convertirse en proveedores de servicios
(correo electrónico, web, etc.) que no proveen de acceso a Internet, acceso que quienes frecuentan
la ECN deben conseguir por otros medios (la empresa, la universidad, los servidores
comerciales...).
Es sabido que Nodo50-SODePAZ conocía de primera mano la experiencia de la ECN italiana, a
pesar de lo cual optó por ofrecer la conexión como uno de sus productos y quizás como el mejor de
ellos pues el sistema bajo el que se ha desarrollado Internet nos ha acostumbrado a pagar la
conexión mientras que los servicios propios de la red (correo electrónico, web, etc.) los
consideramos gratuitos.
A partir del momento en que Nodo50, en lo referente a conectividad, empezó a ofertar lo que otras
empresas estaban comercializando, entrando de esa manera en un mercado en el que de algún modo
debía competir, se produjo la insólita situación de que un proyecto militante ofrecía exactamente lo
mismo que otras empresas estaban vendiendo y que, por tanto, se podía adquirir en el mercado
mediante una relación estrictamente mercantil (repito: en lo referente a la conectividad).
El motivo por el cual Nodo50 valoró la necesidad de ofrecerse como proveedor de acceso para sus
usuarios/as se presta a interpretaciones. Es posible que Nodo50-SODePAZ estuviera influido por el
punto de vista sobre los desequilibrios entre Norte-Surdesarrollado por la campaña "50 Años
Bastan", así como por muchas otras ONGs usuarias de Nodo50. Desde ese punto de vista, las
estrategias de las multinacionales que controlan el mercado de la telefonía chocan con las
necesidades del Sur y con las economías más pobres de los países no industrializados. El simple
acceso a una línea telefónica está negado para la gran mayoría de la población, y por parte de las
ONGs para el Desarrollo se considera de gran valor estratégico que los desequilibrios entre Norte y
Sur disminuyan lo más posible en lo que respecta a conectividad y telecomunicaciones.
Es cierto que sin conexión no hay Internet, y que la accesibilidad y el precio de la conexión están
controlados por las multinacionales telefónicas en situaciones en las que, por ejemplo, una llamada
telefónica por parte de un campesino puede suponer su capacidad para negociar la venta de su
cosecha con unos precios u otros (pensemos, otro ejemplo, lo que puede suponer la conectividad a
Internet en los campamentos saharauis). Pero mientras en el Sur se imponen políticas que restringen
el acceso masivo a la información y a la comunicación y, por extensión, a Internet, en el Norte es el
propio desarrollo del capital el que está interesado en que todo el mundo tenga conectividad: la
conectividad universal.
Parece que, mientras la ECN asumió un punto de vista de país industrializado, dejando que el
propio mercado asumiera el marrón de la conexión, Nodo50-SODePAZ asumió un punto de vista
más cercano al Sur, volcando todos sus esfuerzos, especialmente hasta otoño de 1998, en la
conectividad.
La conectividad gratuita

En el momento de redactar estas líneas (verano de 1999), una vez liberalizado el mercado de las
comunicaciones, las operadoras telefónicas han establecido una batalla por el mercado de las
llamadas locales consistente en ofrecer conectividad gratuita a Internet (a cambio, claro está, de
obtener buenos beneficios por la facturación de las llamadas). Ante la paradójica situación de que el
propio mercado ofrezca gratis lo que desde hace años un proyecto militante ha intentado potenciar:
la conectividad para todo el mundo, la reacción de Nodo50 se mueve entre la perplejidad ante el
hecho de que sea el propio mercado el que haga realidad nuestros proyectos, y el patetismo al
constatar que aquello en lo que ha volcado tanto esfuerzo queda desvalorizado precisamente al
hacerse universal.
Quizás por eso, lejos de celebrar la conectividad universal como un derecho de ciudadanía, asume
el punto de vista del pequeño comerciante que ve tambalearse su cuota de mercado, cosa que resulta
inexplicable si tenemos en cuenta que Nodo50 es un proyecto militante y que, por ser otra cosa, está
a salvo de los procesos dumping que desencadenan estas ofertas de gratuidad. ¿Quién, si no son los
servidores como Nodo50, pueden invitar a sus usuarios/as a utilizar masivamente las conexiones
gratuitas y llevar hasta el final esta maniobra del mercado exigiendo que la publicidad se haga
efectiva y que todo el mundo dispongamos de conexiones gratuitas y de calidad ¡ya!?
Por el contrario, lo que ha hecho Nodo50 ha sido alertar a sus usuarios/as de los posibles engaños
que se esconden tras estas ofertas[1]: concentración del mercado en reducidos y poderosos núcleos
del poder ----económico (como si esa concentración dependiera de que paguemos o no la conexión)
y falta de calidad en esas conexiones (insinuando que quien pague podrá contratar una conexión de
calidad y quien no pague no).
Pero quizás lo más significativo sea el llamamiento a "dar una batalla en la concentración a través
de poderosos y sugerentes portales que aglutinen recursos políticos alternativos", poniendo así en
circulación un discurso sobre la unidad basado en el miedo y absolutamente contrario a lo que más
nos gusta de Internet: que es un espacio para la distribución descentralizada, la copia y la
proliferación, y no para la centralización ni la aglutinación de poderosos recursos, por más
alternativos que éstos sean.
Continua --»
Notas
[1] El 15 de junio de 1999 Nodo50 envió a sus usuarios/as un correo electrónico que, con el asunto
"URGENTE: Aviso a navegantes...", valora la situación creada por la gratuidad en las conexiones.
No he encontrado el texto de ese correo en la web de Nodo50.
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Por qué Nodo50 ha dejado de interesarme
by Marga
Por cada mil palabras enviadas desde el norte…
La gestación de Nodo50 (1993/94) coincidió con el desarrollo de otros proyectos similares, todos
ellos con el mismo referente: la cooperación Norte-Sur. IEPALA en Madrid (comprometida con la
Red del Tercer Mundo) Pangea en Barcelona (respaldada por la federación de entidades
Comunicació per la Cooperació), Altercom en Bilbao, Eusnet en Iruña... iniciativas todas ellas bajo
las que latía la conocida consigna "Por cada mil palabras enviadas desde el Norte, el Sur sólo
devuelve diez". Considerando que la comunicación es poder y que las posibilidades de comunicar
están desigualmente distribuidas, la propuesta de estos proyectos era militar en pro de la
conectividad fácil y barata para garantizar la diversidad y la libertad de expresión, especialmente
allí donde los gobiernos, a través del gran capital, imponen políticas represivas contra el uso libre de
la información.

Debemos reconocer a las militancias (o burocracias) de las ONGs el valor de haber apostado desde
el primer momento por un uso intensivo, agrupado y eficaz de las nuevas tecnologías
comunicativas, en tiempos en los que los colectivos dedicados a la acción política, incluso los que
priorizaban la contrainformación, carecían de iniciativas orientadas a construir una infraestructura
de comunicaciones autónoma.
Para comprender este fenómeno, por otra parte inexplicable, quizás deberíamos rememorar el
paisaje político y social que una transición política desde la dictadura hasta la democracia (reforma
sin ruptura) y diez años de gobierno socialista y de entrega masiva de la militancia a los brazos de la
política institucional habían dibujado.
Para 1992 (año en el que el número de voluntarios olímpicos en Barcelona superó con creces el
número de militantes de todas las causas juntas) ya casi nadie creía en la posibilidad de una
transformación social inminente y colectiva y, siendo que los grandes relatos habían caído (quizás
nuestro último pequeño "gran" relato fue, en 1986, el referéndum contra la OTAN), se abría la
disyuntiva de, o bien profundizar un nihilismo activo (eso que mis amigos llaman resistirse al poder
sin esperar nada) o bien reconstruir pequeños relatos dadores de sentido (lo pequeño es bello).
Una gran parte de la militancia de los comités de apoyo a las revoluciones del Sur se habían
volcado, como mal menor, en la construcción de ONGs para la cooperación. Otra parte de la
militancia izquierdista se había refugiado en el relato de la alienación (la democracia ha engañado a
todo el mundo, menos a mí y a mi pequeño grupo), con el corolario de que las nuevas tecnologías
alimentan esta alienación. Los colectivos (muchos de ellos individuales) que experimentaban en las
nuevas formas de hacer política empleaban todas sus energías en llevar la política a lo cotidiano (lo
cotidiano corpóreo y presencial), multiplicando las microprácticas de liberación que proliferaban en
un espacio metropolitano difuso. ¿Quién estaba en condiciones de plantearse un desembarco en el
ciberespacio? Es posible que las ONGs, al haber negociado con la realidad en términos más
posibilistas, estuvieran menos problematizadas que otro tipo de colectivos más radicales en cuanto a
la utilización de las nuevas tecnologías comunicativas, al tiempo que estaban también menos
predispuestas a emparentar en modo no instrumental con esas tecnologías.
La constitución de IPANEX
En octubre de 1994, GreenNet convocó a los diferentes proyectos de telemática alternativa en el
Estado español a una reunión (a la que también asisitió alguien de la ECN, concretamente de Radio
Sherwood) con la propuesta de que éstos se federaran en una estructura cooperativa. GreenNet era
(y es) un servidor telemático sin ánimo de lucro dedicado al pacifismo, derechos humanos, medio
ambiente, etc. responsable de coordinar los nodos de la APC en Europa. A su vez,
la APC (Association for Progressive Communications), constituida en el verano de 1990 por siete
redes alternativas (NordNet en Suecia, Web en Canadá, AlterNex en Brasil, Nicarao en Nicaragua,
Pegasus en Australia, IGC en EEUU y GreenNet en Inglaterra) y que para 1994 contaba con
bastantes miembros más, era sin duda el punto de referencia para los proyectos de telemática
solidaria y/o alternativa en España, como lo avala el hecho de que Nodo50, entre otros, acudiera a
GreenNet desde el primer momento a fin de recabar apoyo técnico y político para su puesta en
marcha.
La propuesta organizativa de la APC consistía en aceptar un solo nodo miembro por Estado, así que
las distintas iniciativas del Estado español recogieron el envite de GreenNet y acordaron federarse
en IPANEX (acrónimo de Iepala, Pangea, Altercom, Nodo50, Eusnet, y Xarxaneta), cuyo proceso
de constitución y federación en la APC concluyó a mediados de 1997, habiéndose retirado del
proyecto Eurosur-Iepala y Altercom.
Cabe destacar que en pleno proceso de constitución de IPANEX se produjo la contratación por parte
de estos nodos del servicio de Infovía, contratación cuyos costes superaban ampliamente la
financiación de una BBS, y que suscitó la preocupación por la viabilidad económica e introdujo la
discusión sobre la idoneidad de mantener un único nodo físico en el Estado español, (una sola
máquina) que albergara a los distintos proyectos como nodos virtuales. La heterogeneidad de

planteamientos se manifestó en el hecho de que de los cuatro nodos que hoy por hoy forman
IPANEX, cada uno de ellos represente un modelo organizativo y de financiación distinto: Pangea
cuenta con el soporte de la Universistat Politècnica de Catalunya y su relación con las instituciones
es abierta; Eusnet ha creado la empresa cooperativa Izartel que presta (y factura) servicios externos
y que, a su vez, se encarga del servicio técnico de Eusnet; Xarxaneta, por carecer de mayores
posibilidades, se aloja físicamente en la máquina de Eusnet a cambio de un alquiler; y Nodo50 ha
quedado en ser uno de los proyectos de SODePAZ, bajo cuya tutela se mantiene.
La cooperación entre los nodos de IPANEX se reduce a un pacto de no agresión "firmado" tras
llegar a unos acuerdos territoriales que reparten el Estado español en zonas de hegemonía para cada
uno de sus nodos. Mediante esos acuerdos territoriales cada nodo se compromete a no publicitarse
fuera de su zona, a comunicar a los colectivos que soliciten un alta desde fuera de su zona la
existencia del nodo preferencial para esa zona, y a comunicar al nodo "propietario" de una zona
todas las altas de colectivos que otro nodo realice en una zona que no sea la suya. Esos acuerdos de
territorialidad, aunque cumplidos a trancas y barrancas y continua fuente de conflictos en IPANEX,
dan idea de cómo se sobreponen prácticas absolutamente contrarias a la manera de ser de Internet,
un espacio en el que las fronteras territoriales sencillamente han sido sobrepasadas.
Los aberrantes acuerdos de territorialidad de IPANEX, incluso si se incumplen, son significativos
por varias cuestiones: manifiestan cómo la cooperación no pasa de ser una necesidad burocrática
impuesta por la APC; muestran también cómo la preocupación por la financiación se resuelve en
términos de cuotas de mercado; y por último desvelan la percepción que estos proyectos tienen de
Internet propiciando un uso meramente instrumental y competitivo que no comprende qué cosa es el
ciberespacio y que, por tanto, no lo ve como una expresión de la inteligencia colectiva ni se sitúa
dentro de los procesos de construcción de las comunidades virtuales en su especificidad.
La federación en la APC
Para valorar el fenómeno IPANEX merece la pena detenerse un momento a pormenorizar lo que la
pertenencia a una red tal como la APC supone. Antes de Internet, las BBSs permanecían aisladas
unas de otras la mayor parte del tiempo, y unas pocas horas al día se conectaban entre sí mediante
llamadas de teléfono casi siempre interprovinciales y a veces internacionales a fin de intercambiar
correo, noticias o ficheros. La decisión de conectarse entre sí respondía al criterio del SysOp, que
habilitaba las acciones necesarias para que periódicamente se produjese la interconexión. Algunas
BBSs decidían permanecer aisladas, mientras que otras se conectaban entre sí formando redes
(redes débilmente conectadas, pero redes al fin). Está claro que con una conectividad de este tipo el
intercambio, por ejemplo de correo electrónico, entre usuarios/as de dos BBSs distintas sólo podía
producirse si los SysOps habían decidido interconectarlas.
Con Internet este panorama cambia radicalmente. La conexión entre nodos de Internet es total, las
veinticuatro horas del día y de todos con todos. Cuando un nodo se conecta a Internet se conecta a
todo el resto de nodos por igual. ¿Qué sentido tiene, entonces, decir que la APC (o la ECN, u otras
muchas) es una red en Internet? El sentido es estrictamente político. Cuando hablamos de redes en
Internet, sea APC o cualquiera otra, estamos hablando de gente que explícitamente se plantea
cooperar, trabajar en red, compartir recursos, crear un espacio común, apoyarse mútuamente en
casos de represión o de ataques, etc. sin que esta cooperación tenga apenas requerimientos técnicos.
Dicho en otras palabras, la pertenencia a una red en Internet es, ante todo, una decisión política (o
burocrática) que puede cambiar de un día para otro sin que este cambio tenga apenas repercusiones
técnicas (en el caso de la APC la pertenencia da derecho a participar en numerosos grupos de
noticias por lo general bastante poco dinámicos, derecho que no se extiende al resto de gente). No
hay la menor duda, por tanto, de que Nodo50 así como los otros miembros de IPANEX comparten
los puntos de vista y las prácticas de la APC, ya que de otro modo su pertenencia a esta red no
tendría explicación alguna.
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Por qué Nodo50 ha dejado de interesarme
by Marga
Un servidor sobre Windows-NT
Según se narra en "La inconfesable historia del Nodo50", firmada por la Asamblea de Nodo50 y
publicada en la revista De Sur a Sur (núm. 14, marzo de 1998), en noviembre de 1996 Nodo50
"monta un servidor sobre Windows NT con accesos Internet e Infovía".
Por esas fechas, en plena constitución de IPANEX, Nodo50 debía conocer que Pangea, en un
entorno académico, había optado por desarrollarse sobre GNU/Linux (por no hablar de la ECN, que
desde el primer momento apostó por software libre) mientas Eusnet, en un entorno empresarial,
optaba abiertamente por Windows NT (tan abiertamente que no ha tenido ningún reparo en incluir
el logotipo de Microsoft, enlace incluido, en su página principal). Supongo que Nodo50 decidió
utilizar software propietario de Microsoft en lugar de software libre GNU/Linux por motivos de
facilidad de uso aunque la explicación dada en su momento, fue de corte autojustificativo y
populista e hizo de la necesidad virtud al decir que no se usaba GNU/Linux no porque no se supiera
usar sino por ser un sistema operativo elitista, propio de hackers y alejado del usuario medio. Algo
de mala conciencia debía rondar bajo esta decisión pues, de otro modo, el logotipo de Microsoft
habría aparecido también en la página principal de Nodo50.
El proyecto GNU (GNU's Not Unix) nació hacia 1983 de la mano de Richard M. Stallman y la Free
Software Foundation. Pretendía recuperar el espíritu de cooperación propio de la contracultura
hacker de los años setenta y que había sido literalmente barrido con la irrupción de las grandes
corporaciones (IBM, Hewlett Packard...) en el mercado de la informática personal. Promotores de
un uso político de la informática personal, una especie de computopía, y resistiéndose al devastador
empuje de transnacionales como Apple o Microsoft, algunos supervivientes de la contracultura
hacker emprendieron el proyecto GNU[2].
GNU aboga por la libertad para utilizar, replicar, o modificar el software; reclama el derecho a
copiar y distribuir programas informáticos sin límite alguno y a resistirse a las patentes y a todas las
formas de software propietario. A fin de ejercer esta libertad, GNU ha registrado la licencia GPL,
bajo la cual miles de desarrolladores de software de todo el mundo registran los programas que
producen, haciendo públicos sus códigos fuente y permitiendo la libre utilización, modificación y
copia de esos programas (eludo el uso del femenino por la escasa visibilidad de las programadoras
en éste como en otros proyectos, sea porque no las hay, sea porque expresamente evitan el espacio
público y prefieren desarrollar su trabajo en un entorno más íntimo).
La Free Software Foundation no se limita a hacer propaganda explicando por qué el software no
debería tener propietarios[3]: se trata de un potente y muy dinámico proyecto emprendedor bajo
cuya coordinación se ha desarrollado el sistema operativo GNU/Linux así como infinidad de
programas de aplicación y por supuesto, por motivos que nos llevarían a la historia de Internet, toda
la tecnología necesaria para prestar servicios en la red, tecnología que es utilizada por
aproximadamente la mitad de los servidores de todo el mundo (Linux 34%, Micro$oft 25%,
FreeBSD 15%: o sea, Linux + BSD y otros Un*x libres es más del 50%).
La crítica al software propietario
A menudo la crítica práctica al software propietario se limita a lo que sus propietarios llaman
pirateo y que más bien deberíamos llamar ayuda mutua. Si yo tengo un programa y tú lo necesitas,
¿por qué motivo debería no prestártelo? Sin embargo, y a pesar de los llantos de los gigantes de la
informática personal por las enormes pérdidas que las copias ilegales de software les ocasionan, lo
que está en juego con la implantación del software propietario no es la simple venta de algunos
programas más, sino el control total sobre toda forma de transmisión y de tratamiento de la
información[4].
En la elección entre un sistema de tratamiento de la información propietario, que se cuelga cada dos

por tres, que cambia constantemente de versión sin razón alguna, que obliga a desmesurados
recursos en hardware, y cuyo código fuente no es accesible, y otro libre, abierto y estable, que ha
sido probado ampliamente por gente que, al utilizarlo, toma parte activa en su desarrollo y que
puede ser estudiado y reutilizado para otros usos, el hecho de que este segundo sea gratuito no es lo
más importante.
Ignoro, y me gustaría dedicar tiempo a reflexionarlo, qué es lo que impele a gente que podría estar
contratada en inmejorables condiciones en alguna gran empresa de software, a hacer público su
trabajo en libre cooperación con otros, pero no puedo dejar de emocionarme cuando leo a Richard
Stallman, persona de la que no sé nada salvo que es un notable programador y un reconocido
hacker, diciendo: "El movimiento del software libre es aún reducido y joven. Como usuario actual
de computadoras, puede que estés utilizando un programa propietario. Si tu amigo te pidiese una
copia, estaría mal que te negases a hacérsela. La cooperación es más importante que el copyright.
Pero la cooperación clandestina, encubierta, no contribuye a formar una buena sociedad. Cualquier
persona debería aspirar a vivir abiertamente, erguido, con orgullo, y eso significa decir 'No' al
software propietario.
Mereces poder cooperar abierta y libremente con otras personas que utilizan software. Mereces
poder aprender cómo funciona el software. Te mereces el software libre."
Es cierto que la utilización de GNU/Linux presenta un aspecto más dificultoso que el engañoso
sistema de ventanas con pantallazo azul. Esta dificultad, que disminuye lentamente, es el precio que
hay que pagar por participar en un proyecto de desarrollo de software non-profit sin fines
mercantiles, una especie de comercio justo (producción free, de uso público) aplicado a un
producto, el software, producido y consumido en el Norte. Ese comercio justo tiene también su
consumo responsable: gente que utiliza, divulga y difunde GNU/Linux, y ayuda a otra gente a
resistirse a la privatización del software pues, como en otros tantos proyectos emprendidos
(seguramente los que más nos gustan), ¿a quién le importa lo fácil?
El proyecto EPITELIO y GNU/Linux
EPITELIO Network fue un proyecto (1996-1998) financiado por el Programa de Aplicaciones
Telemáticas de la Comisión Europea (European Comission DG XIII) para promocionar una red
contra la exclusión social. Como parte de esta iniciativa contra la pobreza y la marginación social,
la Comisión Europea contemplaba el desarrollo de aplicaciones telemáticas para, entre otras cosas,
facilitar el acceso de los sectores sociales marginados a la información y a los servicios orientados a
la integración social de estos grupos. De sobras sabemos lo que significan los proyectos para las
ONGs a efectos de financiación y de posibilidades de intervención, así que no es sorprendente la
participación de Nodo50 en EPITELIO Network en el desarrollo de herramientas que, vía web,
permitieran la recopilación y el acceso a recursos en el área del comercio justo/consumo
responsable.
Lo que es más sorprendente es que la necesidad de desarrollar estas herramientas obligase a
Nodo50 a recurrir a GNU/Linux, pues, por ser GNU/Linux un conjunto de recursos públicos, la
información sobre otras herramientas similares ya desarrolladas, así como la disponibilidad,
accesibilidad y posibilidades de reutilización de éstas lo convertía en un sistema idóneo para la
implementación de otras nuevas (lo fácil se volvió difícil, y viceversa).
Debemos agradecer al área de aplicaciones informáticas del proyecto comunitario EPITELIO
Network la instalación de una máquina linux en Nodo50, máquina que se ha dedicado
exclusivamente a mantener las herramientas desarrolladas para ese proyecto hasta que, en el
momento de escribir estas líneas (verano de 1999), la fuerza de la realidad ha hecho patente que la
fiabilidad, estabilidad y adaptabilidad de GNU/Linux supera en mucho a la de Windows NT, por lo
que Nodo50 con muchos titubeos y un poco a regañadientes ha decidido la migración paulatina
hacia este sistema.
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Notas
[2] Hay breve explicación del proyecto GNU en http://www.nodo50.org/laboratorio/atl/gnu.htm
[subir al texto]
[3] Por qué el Software no debería tener propietarios es un alegato a favor del free software que
puede encontrarse enhttp://www.nodo50.org/laboratorio/documentos/atl/stallman1.htm
[subir al texto]
[4] Trampa en el ciberespacio explica cuáles son los intereses reales que, más allá de un simple
incremento de las ventas, se mueven tras el software propietario. Puede encontrarse
en http://usuarios.iponet.es/casinada/31trampa.htm
[subir al texto]
Por qué Nodo50 ha dejado de interesarme
by Marga
El proyecto político Nodo50
En esta modesta genealogía he intentado destacar cuáles han sido, a mi juicio, los hitos más
significativos en el devenir de Nodo50 hasta convertirlo en un espacio imposible para el desarrollo
de nuevos proyectos del tipo SinDominio (que no, por supuesto, para otro tipo de proyectos). ¿Qué
pasa en Nodo50?
Desde mi punto de vista, el bloqueo que actualmente amenaza a Nodo50 obedece a una especie de
punto fijo, un invariante que al mismo tiempo que ha servido para desarrollar e impulsar
enormemente el proyecto, lo ha limitado y despotenciado: a ese invariante lo voy a llamar una
relación instrumental con el ciberespacio[5]. Dicho en otras palabras, una cosa es que nos parezca
interesante utilizar Internet como una herramienta para el desarrollo de las comunicaciones,
comunicaciones que podrían producirse de otra manera pero que entonces serían más lentas, más
caras, más vulnerables o más ineficientes y otra cosa muy distinta es que nos parezca interesante
construir Internet. En la propia propaganda escrita de Nodo50 leemos: "Este proyecto trata de ser
una herramienta de trabajo para mejorar las comunicaciones de todas las organizaciones e
individu@s progresistas que quieran obtener una información alternativa".
Por haber participado y trabajado en Nodo50, y de alguna manera haber contribuido a desarrollar
esa herramienta de trabajo, he tenido ocasión de conocer de cerca diversas maneras de entender el
ciberespacio. La diferencia entre una relación instrumental y una relación constructiva no es un
simple matiz para rizar el rizo. Se trata de un aspecto crucial en lo que respecta a la manera de
acercarse a los retos tecnológicos, económicos y organizativos que el proyecto plantea pues, si
Internet es una herramienta, entonces abordamos esos retos con criterios de facilidad, baratura y/o
eficiencia, mientras que si lo que queremos es construir Internet, entonces debemos dotarnos de
criterios de valor internos a eso que estamos construyendo, criterios inmanentes, específicos del
medio y que, tal vez, pongan en cuestión otros valores más tradicionales.
La estructura social y los modelos comunicacionales
En el artículo "Debate político sobre la comunicación", publicado por SODePAZ en el núm. 14
(marzo de 1998) en la revista De Sur a Sur (revista andaluza de solidaridad, paz y cooperación)
escrito por Armand Mattelart/Jean Marie Piemme, podemos leer: "Los modelos comunicacionales
no explican la sociedad, sino que es la estructura social la que explica los modelos
comunicacionales. Así pues, la dificultad de hallar una comunicación alternativa es correlativa a la
dificultad experimentada por las grandes fuerzas históricas en lucha contra el capitalismo para
producir nuevas formas de relación en el seno de sus organizaciones y en general en el seno de la

sociedad global".
Pues bien, esta correlación entre el espacio virtual y el espacio material (no quiero llamarlo real
pues lo virtual también es muy real) es lo que está en discusión ya que, si bien es cierto que a través
de esta correlación entre estructura social y modelos comunicacionales se introduce en éstos el
antagonismo (negatividad, resistencia, lucha de clases o como queramos llamarlo) que los aleja de
la relatividad postmoderna, también es cierto que esta correlación niega cualquier posibilidad de
autonomía para esos espacios comunicativos y, al negar la posibilidad de autonomía, no entiende el
deseo de construirla.
La pregunta sobre si el ciberespacio permite una experiencia específica de autonomía sólo puede ser
una pregunta activa hecha desde dentro de esa experimentación pues, de otro modo, adoptaría la
mirada quirúrgica de sociólogos, antropólogos, psicólogos o demás bomberos de lo social.
Entre usar Internet y hacer Internet hay una distancia (distancia que se abre cada vez que alguien
piensa "qué puedo sacar de la red"? en lugar de "qué puedo aportar?"), al tiempo que hay una
proximidad. Aunque son cosas diferentes, también son indisociables. Precisamente el uso masivo de
Internet se hace funcional (al sistema), entre otras cosas, porque exige una cierta participación
activa al tiempo que, paradójicamente, impone el justo grado de pasividad (tal y como requiere la
construcción del consenso en las sociedades de control). No creo posible un uso de internet que no
contribuya a su construcción. Pero puede haber, efectivamente, un uso pasivo y acrítico con lo que
participar en esta construcción significa.
Por supuesto hay que reconocer a quienes desde el primer momento apostaron por utilizar esta
infraestructura el mérito de haberla extendido y robustecido. Lo triste es que Nodo50 no haya
podido aunar bajo un mismo proyecto maneras de usar Internet con maneras de construirla. De otro
modo, ante la propuesta de SinDominio, la pregunta (totalitaria) por el sentido de SinDominio no se
hubiera planteado, pues no tiene sentido desde dentro de Internet preguntarse por el sentido de un
nuevo recurso, tal y cómo haríamos en el espacio material ante el proyecto de construcción de un
nuevo pantano, autopista o vía férrea de alta velocidad por parte del Estado.
Lo específico del ciberespacio
Mucha gente se mueve en el ciberespacio para hacer cosas que sólo se pueden hacer ahí. Uno de los
movimientos sociales que ha instaurado una especificidad en el ciberespacio es el movimiento por
el software libre, con toda la discusión que introduce sobre la ilegitimidad de la propiedad sobre la
producción inmaterial y, en consecuencia, la legitimidad de copiar lo que, por más que sus
propietarios llamen originales, no son más que copias de copias. Otra gente, inventora-constructora
de los ciberderechos, hace efectivo el ciberderecho a la privacidad en las comunicaciones
desarrollando y haciendo públicos algoritmos de encriptación en una batalla contra el control social
que puede suponer penas de cárcel bajo la jurisdicción militar de sus respectivos Estados[6]. Junto a
estos movimientos sociales se desarrollan otras prácticas igualmente audaces y rompedoras, tales
como la pornografía no sexista promovida, entre otras, por Helena Velena[7], o todas las formas de
cibertravestismo junto a un sinfín de prácticas de cooperación social que no se ajustan a las formas
clásicas de hacer política.
Así, esta primavera, en el italiano Hackit99 pudo discutirse una valoración ética sobre la legitimidad
de atacar máquinas con medios maquínicos y/o humanos, en un debate que no podría producirse en
los mismos términos si de la producción de daños materiales se tratara. En el sugerente relato de
Julian Dibell "Una violación en el ciberespacio"[8], publicado en el núm. 27-28 de la revista El
Paseante dedicado a la revolución digital y sus dilemas[9], una violación perpetrada en uno de los
mundos digitales semificticios conocidos como dimensiones multi-usuario o MUD (al fin y al cabo
una base de datos), abre una reflexión sobre las diferencias socialmente significativas entre los
cuerpos online y los cuerpos físicos y, llevando al extremo la extraña idea de la violencia sexual
inmaterial, interpela nuestras ontologías, epistemologías y éticas sexuales tardomodernas. Y esto
son sólo muestras, indicios de lo que acontece en la red.
Al borde de un futuro en el que los entornos digitales quizás lleguen a ceñir ¿o expandir? la vida

tanto como hoy lo hace la arquitectura (por tomar un ejemplo material) o el dinero (otro ejemplo de
mayor abstracción), no vale decir que el ciberespacio es sólo una herramienta para la comunicación,
igual que no vale decir que la arquitectura es sólo una herramienta para el uso ordenado del espacio
o el dinero es sólo una herramienta para la satisfacción de las necesidades.
El hecho de que a menudo operemos como máquinas-herramienta encarnadas que expresan,
comunican y producen junto y en conexión con otras (en red) plantea nuevas ambiguedades, otras
formas de placer y también de poder, otros lenguajes, otros sufrimientos. La posibilidad de construir
sociedades online más libres que aquellas que están trazadas sobre la mierda, el cemento y el capital
parece que es un hecho (al menos en éste nuestro primer mundo). Puede ser que esas sociedades
online nos hagan más fuertes y desde ellas ataquemos con más contundencia la mierda, el cemento
o el capital. También puede ser que la belleza de la luna digital reblandezca nuestros sesos, y su
promesa de una felicidad postmoderna recubra y desdibuje esa mierda, ese cemento o ese capital.
Pero lo que no puede ser es que la razón instrumental se imponga y que todas esas posibilidades nos
sean ajenas y dejen de apasionarnos.
Las consecuencias de un modelo
En el ejemplo que me ha sugerido la conversación con una amiga, "pongamos el caso de alguien
que participa en una lista de correo de la ECN. Por un lado tiene una relación instrumental con
Internet porque usa la red para comunicarse. Por otro, su forma de comunicar es absolutamente
distinta, se da con otro ritmo, otro espacio y otro tiempo a como podría darse de no existir Internet.
Construye una práctica de asamblea permanente que atraviesa territorios geográficos y participa en
la construcción de una comunidad. Interviene así en el panorama de los centros sociales italianos,
pero también en la configuración de un uso de Internet, de un@s usuari@s determinad@s,
contribuye a la constitución de redes que viven en Internet, con sus formas de vida, sus lenguajes,
sus debates, y por tanto, participa, en cierto grado, en su construcción."
Las nuevas tecnologías permiten nuevas prácticas, pero el simple contacto con las nuevas
tecnologías no es suficiente para modificar prácticas profundamente arraigadas en las viejas formas
de hacer política.
El proyecto Nodo50 parece responder a la idea de que ciertos contenidos "de izquierdas" deben
circular por Internet y, para que sean visibles, se les debe ofrecer un soporte técnico. Este punto de
vista ignora que ese soporte es en sí mismo un contenido y que, en su construcción, cada decisión,
cada elección, es una acción política, política en términos de relaciones de poder y de construcción
de lo real, de lo posible y de lo que no lo es y, por tanto, cargada de contenidos, contenidos
producidos por interactuaciones en el espacio material, pero también sobre la superficie del
ciberespacio.
Las consecuencias de este punto de vista son evidentes: uso instrumental del software, relación
clientelar con las/os usuarias/os, refuerzo de la cultura utilitaria y no cooperativa, ausencia del
trabajo en red, estancamiento de la circulación de saberes y conocimientos, relaciones competitivas
con otros proyectos (incluso dentro de IPANEX), construcción de la unidad de la izquierda como un
bloque cuya hegemonía se pone en peligro por la proliferación... en definitiva, el bloqueo de un
proyecto que no puede deshacerse de su estructura grupuscular-tutelada para hacerse en
cooperación con otros.
Para terminar
Cuando me decidí a trabajar para Nodo50 quería, además de ganar algo de dinero, experimentar
sobre la posibilidad de contribuir a la construcción de un centro social okupado poniendo la mirada
(la energía, el entusiasmo, la concentración, el tiempo...) en un proyecto autónomo respecto del
centro social. Los ritmos y exigencias de Nodo50, tan distintos de esa especie de agujero negro
depredador de energía en el que a veces se convierten los espacios okupados, suponían un
apasionante reto al que había que añadir la dificultad que para una mujer supone asumir tareas

técnicas relacionadas con las nuevas tecnologías, dificultad que se manifiesta en la escasez de
mujeres en entornos telemáticos (y que me pregunto si tal vez obedecerá a la decisión explícita de
no asumir ese terreno como propio).
Este intento ha fracasado, pero no me arrepiento. En unos momentos de profundo desaliento,
cuando debo recomponer todo un mundo de relaciones dentro y fuera del espacio que contribuyo a
okupar, creo que, si hubo error, éste no estuvo en la decisión de cooperar con Nodo50, sino en
esperar algo de ello.
mpadilla@sindominio.net
Notas
[5] El ciberespacio es un concepto creado por William Gibson en su extraordinaria novela de
ciencia-ficción Neuromante (1984) y que fue inmediatamente adoptado por los hackers. En un
sentido amplio, hace referencia al espacio de comunicación abierto por la interconexión mundial de
los ordenadores y de sus recursos. Esta definición (de Pierre Lévy) comprende el conjunto de
sistemas de comunicación electrónicos digitales (incluyendo el conjunto de redes hertzianas y
telefónicas clásicas). Desde este punto de vista Internet no abarca todo el ciberespacio (aunque hoy
por hoy es su expresión más extensa) sino que es el ciberespacio quien se sirve de Internet.
Hay quien dice que el ciberespacio, ese lugar tan virtual como real que requiere de un soporte
tecnológico para poder ser, se inauguró con el lenguaje. Sea como fuere, ciberespacio no se refiere
ni a Internet en particular ni a ninguna tecnología determinada y, por abstraerse de las diversas y
cambiantes tecnologías concretas sobre las que se sustenta, permite una reflexión más abstracta.
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[6] Sólo a modo de ejemplo, entre otros muchos sitios podemos visitar http://www.kriptopolis.com/
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[7] Helena Velena está en http://www.helenavelena.com
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[8] No he encontrado traducción al castellano. El original en inglés A Rape in Cyberspace está
enhttp://www.levity.com/julian/bungle.html
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[9] http://www.siruela.com/elpaseante/index.htm
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