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Part of Una asociación de Lavapiés pide el desalojo de los 'okupas' por ruido
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Begoña Aguirre
Madrid 16 AGO 1997
La asociación de vecinos y comerciantes Atila, una de las dos de la zona de Tirso de Molina
Lavapiés, ha solicitado al Ministerio de Economía y Hacienda que expulse a los okupas afincados
en La Veterinaria, una antigua sede del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA), en
Embajadores, 68. Les acusan de molestar al vecindario con los ruidos de, los conciertos y fiestas
nocturnas que celebran todas las semanas y de coger luz y agua (el edificio carece de esos servicios)
de las bocas de riego y del alumbrado público. También se quejan de que usen un bloque cuyo
derribo está previsto abrir una zona verde en este barrio que carece de jardines.La asociación ha
recopilado medio centenar de firmas de vecinos y las de los setenta comerciantes del mercado de
San Fernando, próximo al edificio okupado. Se las han remitido a Hacienda que ya ha iniciado los
trámites para el desalojo.
Isabel García de la Torre, presidenta de Atila, explica que desde que los jóvenes entraron en La
Veterinaria hubo vecinos que protestaron. "Nos pareció que había que esperar a ver que hacían antes
de tomar ninguna determinación, pero el malestar ha aumentado", explica. "La queja principal es la
de los ruidos, pero también es verdad que cobran unas 500 pesetas por los conciertos y dan comidas
a 400 pesetas sin ningún control sanitario y sin pagar impuesto alguno por estas actividades
lucrativas", añade.
"Además, como el bloque está junto al Instituto Cervantes, durante el curso entran a él chavales de
14 a 16 años y no parece que ese sea un lugar adecuado para ellos", apostilla García. "Nuestra
asociación no apoya a estos jóvenes porque usurpan lo que no es suyo pero es cierto que hay una
antigua tahona de Embajadores, 40 okupada por chicas (La Escalera Caracola), de la que no hay
quejas", concluye.
Agua de boca de riego
José Luis Posilio, presidente del mercado de San Fernando, donde algunos comerciantes son
vecinos de la zona, reconoce que los okupas "son gente educada". "Pero por la noche, sobre todo si
hay concierto, la juerga dura hasta altas horas; cuando acaba la actuación, siguen las voces, las
flautas y los bongos, les dices algo y te piden perdón pero vuelven a las andadas", asegura.
Otra vendedora, vecina de los okupas, explica que a veces les ha llamado la atención por coger agua
de las bocas de riego. "Y te dan unas respuestas, en buen tono, eso sí, que te dejan atónita, con lo
que encima te vas pensando que la tonta eres tú porque pagas impuestos", apostilla. Los okupas han
mantenido reuniones con la otra asociación del barrio, la de La Corrala, vinculada a partidos de
izquierdas, para explicarles sus planes. Seiscientas personas, entre ellas tres diputados regionales de
IU y una decena de intelectuales y artistas, se han autoinculpado como okupas en apoyo a estos
jóvenes y para que la okupación deje de ser delito.
Madrid 16 AGO 1997
La asociación de vecinos y comerciantes Atila, una de las dos de la zona de Tirso de Molina
Lavapiés, ha solicitado al Ministerio de Economía y Hacienda que expulse a los okupas afincados
en La Veterinaria, una antigua sede del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA), en
Embajadores, 68. Les acusan de molestar al vecindario con los ruidos de, los conciertos y fiestas
nocturnas que celebran todas las semanas y de coger luz y agua (el edificio carece de esos servicios)
de las bocas de riego y del alumbrado público. También se quejan de que usen un bloque cuyo
derribo está previsto abrir una zona verde en este barrio que carece de jardines.La asociación ha
recopilado medio centenar de firmas de vecinos y las de los setenta comerciantes del mercado de
San Fernando, próximo al edificio okupado. Se las han remitido a Hacienda que ya ha iniciado los
trámites para el desalojo.
Isabel García de la Torre, presidenta de Atila, explica que desde que los jóvenes entraron en La
Veterinaria hubo vecinos que protestaron. "Nos pareció que había que esperar a ver que hacían antes
de tomar ninguna determinación, pero el malestar ha aumentado", explica. "La queja principal es la
de los ruidos, pero también es verdad que cobran unas 500 pesetas por los conciertos y dan comidas
a 400 pesetas sin ningún control sanitario y sin pagar impuesto alguno por estas actividades
lucrativas", añade.
"Además, como el bloque está junto al Instituto Cervantes, durante el curso entran a él chavales de
14 a 16 años y no parece que ese sea un lugar adecuado para ellos", apostilla García. "Nuestra
asociación no apoya a estos jóvenes porque usurpan lo que no es suyo pero es cierto que hay una
antigua tahona de Embajadores, 40 okupada por chicas (La Escalera Caracola), de la que no hay
quejas", concluye.
Agua de boca de riego
José Luis Posilio, presidente del mercado de San Fernando, donde algunos comerciantes son
vecinos de la zona, reconoce que los okupas "son gente educada". "Pero por la noche, sobre todo si
hay concierto, la juerga dura hasta altas horas; cuando acaba la actuación, siguen las voces, las
flautas y los bongos, les dices algo y te piden perdón pero vuelven a las andadas", asegura.
Otra vendedora, vecina de los okupas, explica que a veces les ha llamado la atención por coger agua
de las bocas de riego. "Y te dan unas respuestas, en buen tono, eso sí, que te dejan atónita, con lo
que encima te vas pensando que la tonta eres tú porque pagas impuestos", apostilla. Los okupas han
mantenido reuniones con la otra asociación del barrio, la de La Corrala, vinculada a partidos de
izquierdas, para explicarles sus planes. Seiscientas personas, entre ellas tres diputados regionales de
IU y una decena de intelectuales y artistas, se han autoinculpado como okupas en apoyo a estos
jóvenes y para que la okupación deje de ser delito.